Por Pablo Javier Marcó
Miles y miles de personas en las plazas y calles de todo el país y en varias ciudades del mundo, se sumaron este sábado a la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista. Una convocatoria que se autogestionó desde los activismos de la diversidad sexual, con fuerte impulso de la Asamblea Antifascista LGBTIQ+. Se difundió y creció en muy pocos días, como respuesta a los dichos de Milei en el Foro de Davos, repletos de datos falsos y ataques a diversidades y mujeres.
Fueron los colectivos LGBTIQ+ y los feminismos quienes lo venían advirtiendo, incluso antes de que Javier Milei llegara al poder. Su gobierno podía ser un retroceso en materia de derechos, conseguidos después de años de militancia. Pero ayer también quedó en claro, que estos movimientos que se reconocen siempre herederos de las luchas de las Madres y Abuelas, no están solos y tienen una gran potencia de
articulación, no sólo con organismos de Derechos Humanos, sino con sindicatos, movimientos sociales y partidos políticos.Mucho menos masiva, pero con más presencias que en otras convocatorias de estas características, en la plaza de nuestra ciudad escuchamos hablar de violaciones y discriminaciones, pero también de orgullo. De la necesidad de sostener la ESI en las escuelas y la figura de femicidio en el Código Penal. También de “maridos hijos de puta” y de magras jubilaciones. De homofobia familiar.
“Es increíble que haya que defender lo obvio”, me dijo en la semana un amigo.
Increíble, pero necesario. Es obvio, pero necesario, defender la libertad, la igualdad, la diversidad, los derechos humanos, las leyes que protegen a las mujeres y minorías.
También es obvio, pero necesario, el repudio a todo tipo de discriminación, a la homofomobia, transfobia, xenofobia, a la violencia institucional, al insulto presidencial.
Ayer, en la plaza del pueblo, se escucharon duros relatos, conmovedores. Pero también fue una tarde de encuentro, de mancomunión, y de belleza, frente a tanta crueldad. (02-02-25).
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