POR CARLOS MADERA
Cuando comenzó el programa de los sábados, hace tiempo ya, explicamos el porqué del título “testigos de privilegio”.
Solo porque, somos y fuimos testigos de históricos aconteceres, cambios,
crisis, tristezas y alegrías, gozadas y sufridas por un pueblo,
cambiante, inestable ,incierto, que hoy extraña o controvierte al hombre
de la esperanza , cuando parecía que ni eso quedaba en pié. Néstor
Kirchner encontró el país al asumir la primera magistratura el 25 de
mayo de 2003 al borde de la disgregacion social, política y económica.
Cuando asistimos a la deserción de Menem para una segunda vuelta, con un
poco más de dos puntos porcentuales de ventaja en una votación que
sumió a todos los argentinos, en la primera interna abierta del partido
justicialista en elecciones generales, apareció la figura del
santacruceño , luego que 5 presidentes fuesen literalmente devorados por
la crisis en tiempo record.
Su esperanzado mensaje de asunción, mostró a
un hombre de temple político, militante, enjundioso, que se jactaba de
leer las frustraciones generacionales de gran parte de los argentinos,
que leyó ya sin duda, la historia de fracasos y se propuso no cometer al
menos los mismos errores. Habló del infierno , pero desde allí
,concreta y básicamente desde la política, cuándo todos querían que se
fueran todos, Kirchner se quedó, regeneró y utilizó la política que
todos despreciaban, para demostrar ante los responsables de todos los
fárragos de los cuáles se tuvo que hacer cargo, que haría lo que no se
podía, con autoridad avasallante y no autoritarismo, ya que no había
lugar para débiles y endebles para hacerle frente a la oscuridad .
Lo políticamente correcto, no figuro nunca en su estilo, ni siquiera el
diálogo y la consulta ante quienes pregonaban y hacen actualmente, lo
mismo que llevaron la República al borde de la disolución.
Demostró ser la máxima autoridad del país, como constitucionalmente
asumió esa responsabilidad. Restauró la autoridad política del país, la
que elige la gente, le hizo frente a los poderes fácticos. Renovó sus
ideales primaverales setentistas, donde la utopía , figuraba en primer
término. Demostró la desmesura de su personalidad obcecada, batalladora,
personal, cerrada .A su vez, no cometió los mismos errores, la prueba
es que armó un país, que por primera vez no lo afectaron los remesones
mundiales de la mayor crisis global en más de 70 años. Nadie puede
discutir que dejó el país mejor que como lo tomó. Asumió su mandato con
un porcentaje de votos menor que el desempleo, 24 por ciento de
trabajadores desocupados, se fue del gobierno con 8,7. Tuvo que
enfrentar 54 % de pobreza, dejó su gobierno con 26.Cuando revoleaba el
bastón presidencial en mayo del 2003,y comenzaba a ser criticado hasta
por sus mocasines, el 27 % pasaba hambre bajo el nivel de indigencia, se
retiró con 8,7. El INDEC nada tiene que ver con estas cifras, y aunque
así fuese y dejáramos de lado cifras y estadísticas, sería afrentoso no
reconocer desde donde sea, la labor tranformadora de alguien que nos
rescató del oprobio. Molestó su inconmensurable compromiso militante,
hizo todo desde la política, lo bueno y lo malo, enjuició con la ley a
los responsables de la masacre de nuestra generación, mantuvo firme su
convicción de jamás reprimir el conflicto social, a pesar que su
gobierno estuvo atravesado por la crisis social más profunda de la que
se tenga memoria en la Argentina. Le demostró , no siempre ganando ,
como se luchaba a una dirigencia pusilánime, que ve el legado de un
proyecto democrático en el tiempo, que engloba a una población que vive y
disfruta algo concreto, tratando de reafirmar la marcha de una
conversión que los incluye………….
Seguramente no escucharon nada nuevo ni original después de todo lo que
se dijo siempre, pero la aparición de Néstor Kirchner en el espectro
político de decisión histórica del país, cuándo dijo que no dejaba las
convicciones en la puerta de la Casa Rosada, nos compromete al menos a
decir lo que pensamos y luchar por ello, así lo comprendió la juventud
que lo acompaño en su despedida. Es casi medular vivir como uno piensa, y
no pensar como uno vive. Kirchner Néstor es historia, un día como hoy
dejo este mundo, pero su notoria actuación en la presidencia, no pasó
desapercibida, para nadie. Rescató bases perdidas, esas mismas que
merecen tanta discusión y división. desenvainó la importancia de
perfiles políticos en desuso, pero lo más importante y ya visto como de
soslayo, tal cual su propia mirada, la persistente lucha sobre creencias
irrenunciables como la ideológica. Kirchner Néstor devolvió viejos
sentires en viejos militantes, pero también enseño como lo han hecho los
grandes, pocos, con responsabilidades , lo que significa la política en
la vida de las personas. Siempre es más fácil y casi natural mejorar o
modificar situaciones que ya merecieron una base importante de
transformación y consolidación. Kirchner sacudió ciertos cimientos como
solo Raúl Alfonsin lo había intentado. Ambos con destino inmediato
disímil, quedaron insertados en el vademécum más atildado de los
políticos y líderes más importantes de la historia. Testigos, entonces,
de algo que jamás imaginábamos volver a sentir y vivir. Hablo solo de
hacernos vivir con esperanza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario